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CUARTO CONGRESO NACIONAL DE RETÓRICA JURISDICCIONAL

Foto del escritor: Mtro. José Manuel Ramírez T.Mtro. José Manuel Ramírez T.

LA VIGENCIA DE MARCO FAVIO QUINTILIANO EN LA ARGUMENTACIÓN JURISDICCIONAL

LA ESENCIA DE SU ARTE HOY VIGENTE


LA PALABRA CONSTRUYE TEMPLOS, DERRIBA MURALLAS, PENETRA LA ESENCIA DEL SER Y HACE VIBRAR AL AUDITORIO.


En la tradición del ARS RETHÓRICO, es indudable la valía y aportación del gran Retórico y Pedagogo Marco Favio Quintiliano “Institución Oratoria”, obra eminentemente pedagógica, tal vez la más estructurada de todas las que se escribieron sobre la Retórica clásica. En la antigüedad esta disciplina tanto en la Grecia clásica y después en Roma, tenía el carácter de obligatoria, misma que fue fundamental en su aprendizaje por los considerados ciudadanos y que deseaban aspirar a un cargo de representación popular, a la política, a la judicatura o bien a la Academia y enseñanza pedagógica.


Así entonces deseo transmitir mi experiencia en este IV CONGRESO DE RETÓRICA JURISDICCIONAL, ya que desde hace mucho tiempo soy un apasionado del ARS RETÓRICO Y POÉTICO, del arte excelso de la expresión oral y escrita, y a guisa de ejemplo puedo con orgullo sin falsa lisonja comentar que hace cuatro años, cuando se iniciaron los Congresos , tuve la gran oportunidad de ser precisamente un impulsor del mismo, ya que impartí para el Instituto de Estudios Judiciales de la CdMx (TSJCDMX), el Diplomado de Oratoria y Erística y elaboramos el Manual de esta gran disciplina del conocimiento para Juezas y Jueces de las diferentes materias, y en el que participaron también servidores públicos que integran al propio Tribunal.


Así entonces ya que se nos convoca a expresar algunas reflexiones respecto al contenido del libro Quinto en los capítulos X y XII de la obra de QUINTILIANO, a continuación esbozaré algunas reflexiones que contiene la Ponencia que he preparado para el Congreso:


QUINTILIANO nacido en España hacia el año 35 (DC), cuando estuvo en Roma y tuvo como Maestro al gramático Renio Palemón y al Abogado Domicio Afro, y desde luego tuvo la oportunidad de conocer al gran filósofo Séneca, en la cumbre de su poder e influencia, así como de escuchar a muchos oradores famosos, mismos que refiere Tácito en su obra “Dialogo sobre los Oradores”. Así entonces al estar en Roma el emperador Vespasiano lo nombra profesor de Retórica latina con sueldo, al reconocer la gran responsabilidad del Estado en la educación pública, y establece sendas cátedras de Retórica latina y griega. En consecuencia nuestro personaje fue el primer profesor de Retórica latina, cargo que desempeñó durante 20 años, de 70 a 90 bajo tres emperadores, siendo reconocido por los contemporáneos como el rétor más sobresaliente de Roma. El futuro emperador Adriano, Plinio el joven y tal vez Tácito, Juvenal y Suetonio fueron sus discípulos.


Marcial en un epigrama le dedica lo siguiente:

Quintiliano, sumo moderador de la inquieta juventud,

Quintiliano, gloria de la romana toga 1

Es de destacar que aunado a sus tareas de Maestro, combinó la actividad en los tribunales. Tuvo un gran prestigio como Abogado, ya que su oratoria judicial era de calidad ampliamente reconocida. Nuestro propio personaje hace referencia a que sus colegas apreciaban en él virtudes, cualidades sobresalientes en el desarrollo de las narraciones y argumentaciones, así también en su propia voz dice que a menudo se podía conmover tanto, que en realidad lloraba y sentía un dolor real.


La Institución Oratoria fue compuesta entre los años 93 y 96 a petición de amigos y discípulos, publicada el mismo año por el editor Trifon.


1 Epigramas, II, 90 VV 1-2

Desde luego escribió, se dice, otras obras y discursos judiciales, sin embargo nos abocaremos al tópico que nos ocupa.


Si nos referimos a algunos rasgos de su doctrina, de manera general la Institución Oratoria se compone de tres Partes: los libros primero y segundo tratan de la educación del niño desde su nacimiento hasta el ingreso a la escuela del rétor; la segunda parte, de los libros tercero al undécimo, se expone lo que corresponde a la autoría de un tratado de retórica: invención, disposición, elocución, memoria y acción; y la tercera en el libro duodécimo se refiere a la figura del orador formado.


Me refiero entonces a que no obstante los puntos solicitados del capítulo Quinto de la obra, es de destacar que a lo largo de la misma QUINTILIANO, siempre tiene en mente sobre todo a la oratoria judicial y precisamente una nueva técnica en la oratoria el remedio debía buscarse en una educación sólida y rica, cuyo paradigma era MARCO TULIO CICERÓN, y precisamente su admiración por este orador, a pesar de ser tan completo, no lo ciega de manera que no reconozca virtudes en otros Rétores antiguos y modernos y que además no pueda apreciar estilos diferentes y más aún contrarios como el del gran SÉNECA. De tal manera que las principales características de su pensamiento y su magisterio son:

  1. El justo medio

  2. La prudencia

  3. Y moderación. Virtudes constantes que siempre lo acompañan


Es de destacar entonces que así como para Cicerón lo más importante es la persuasión en el oficio oratorio, para QUINTILIANO y los Quintilianistas lo principal es el bene dicere, el bien decir; desde ARISTÓTELES, la Retórica se distinguió de la sofística por una pequeña diferencia ética. La interpretación del VIR BONUS DICENDI PERITUS (Hombre de bien, diestro en el arte de hablar), ejercía la oratoria como hombre comprometido con la comunidad, era cuando la definición de BONUS estaba por el respeto a la verdad, a la bondad moral, porque de esta manera se podía remitir esta denominación a lo útil en el ámbito social y político.


Se considera a QUINTILIANO como el gran argumentador de la retórica, y si consideramos con cuidado la madurez que adquiere en QUINTILIANO la noción de retórica como enciclopedia del saber, noción que el propio CICERÓN, sostenía en principio y en cierto modo ejemplificaba en su persona y que desde luego fue aplicada por primera vez por ese gran Maestro griego, logógrafo que fue ISÓCRATES y del cual dijeron los antiguos que por Grecia corrieron ríos de elocuencia; de esta manera la retórica entonces o es una función del Abogado, o una forma de coherencia para la cultura en general, un arte pues para la educación.


QUINTILIANO es menos profundo que ARISTÓTELES y menos brillante que CICERÓN, sin embargo su obra retórica resulta mejor trazada y segura, debemos recordar que fue un gran Abogado.


Sea pues la oratoria ese arte de la expresión verbal y qué maravilla sería que el Juzgador estuviera en posibilidad de aplicar las enseñanzas vertidas en esta Magna Obra para el uso de su argumentación y en los puntos resolutivos de sus sentencias.


En la praxis (acción) los Tribunales se han caracterizado por seguir una tradición escrita, no obstante las múltiples reformas aplicadas por ejemplo en materia penal y efectivamente mucho se ha avanzado en los denominados juicios orales .


¿Cómo utilizar? Entonces ese arte supremo y que un tiempo estuvo en el olvido, la realidad es que se nutre con diferentes técnicas que se deben trabajar de manera gradual y al conjugarse se logra ese equilibrio que los grandes Rétores lograron a lo largo de la historia y que sus nombres son portentos y pilares del arte de la elocuencia, del bien decir como decía nuestro personaje principal al que hoy analizamos, gran logógrafo y pedagogo.


Que mejor manera de reconocer a esa técnica tan importante y trascendente que los griegos y después Roma elevaron a su magna expresión y que hoy por hoy es necesaria y fundamental para todos los Abogados, Juzgadores, Legisladores y todos aquellos que tienen la imperiosa necesidad de expresar de manera coherente sus argumentos y de convencer con razonamientos al Tribunal, en el uso adecuado del manejo de las pruebas que exhibe ante la Autoridad Judicial y así entonces es una imperiosa necesidad saber utilizar de manera correcta:

  • La gramática

  • La lógica

  • La dialéctica y

  • La lexicología

A guisa de conclusión me permito recomendar que es una imperiosa necesidad ir perfeccionando la dicción, acabar con las aberrantes muletillas a las que el gran Alfonso Reyes les denominaba estribillos, basta de expresiones con incoherencias, incongruencias y deficiencias lingüísticas. De nosotros depende aplicarnos y en realidad recurrir al estudio de los clásicos para trasladarlos a la época actual, en la que todavía no se acaba de escribir la historia.


Así sea


PONENCIA PRESENTADA POR EL MTRO. JOSÉ MANUE RAMÍREZ T.







 
 
 

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